sábado, 18 de agosto de 2012

Los muertos vivientes de la noche.

Hoy al dirigirme hacia mi casa, me subí al transporte de siempre, con la misma rutina de siempre.Audífonos a todo taco y música "satánica" presto a reventar mis tímpanos.No pensaba en nada en especial, solo en la posiblilidad de ansiar que se me den las cosas para el nuevo trabajo que quiero tener.
Entretanto una niña de unos 12 años, qué se yo, subió al colectivo a cantar de forma lastimera y melancólica una canción que hablaba sobre el amor de Dios y sobre su "Misericordia".La canción  en sí no estaba mal.Lo triste y feo del asunto es que la niña llevaba en sus brazos a un bebé.¿Su hijo ¿su hermano? sabrá la providencia.
El bus se movía lentamente, mientras que la lluvia mojaba los culos de las oficinistas que se fugan los viernes con sus amantes de ocasión a llenarse la jeta de anís y a lloriquear como becerros por ese amor que se fue, mientas que el mozo de turno les tantea la entrepierna para precalentar lo que será la presa engutida de cada fín de semana.
 A medida que andaba el colectivo, la niña aullaba aquella triste canción, y el bebé lloraba , haciendo un canon tétrico al canto de la madre adolescente;quizás por hambre y cansancio a la niña se le oía más la cacofonía del que no ha comido nada en todo el día, que una voz acorde al desespero mismo de quien tiene un hijo y se expone a cosas perturbadoras solo por el noble gesto de no dejar morir de hambre a la criatura que parió con dolor y gemidos, los mismos gemidos que espetaba al momento de abrir las piernas y no pensar en un futuro.
Hasta ese momento pensaba en el infortunio del bebé, de dónde estaría el padre.Quizá vendiendo dulces o cantando rimas callejeras en otro bus, o en el peor de los casos despojando a algún infortunado transeúnte de nuestras pútridas calles capitalinas.En medio de todo, ni la niña ni su criatura tenían la culpa de sufrir un hambre que sin querer estaban adoptando para su futuro.Cuando la pobre niña termina su alarido hambriento, no le dí moneda alguna, ni mucho menos comida.Soy un gusano insensible que no comparte cosas tan delicadas como la generosidad hacia quién la hace lástima.Me volví frío, insensible ante algunos flagelos comunes de la vida en cuanto  a la sociedad menos favorecida concierne.Y pienso que sin duda es una endemia terrible el hecho de ver a estos muertos en vida, merodear en lascalles de la ciudad, ver cómo saquean las bolsas de la basura, expuestos a cortaduras con latas , vídrios o a pinchazos con agujas.Veo la ciudad llena de zombies, de muertos en vida que hacen que caminar por las callesde noche sea una aventura por la vida misma.
 La amalgama de personajes que nos encontramos diariamente en la ciudad nos permite ver que la voluntad y el amor de dios llega solamente a las arcas de quienes lo prostituyen, viendo a esas niñas preñadas de ñeros que no saben ni firmar la cédula, me demuestra que la ciudad está podrida desde el intestino.Bogotá está hecha una mierda y esa mierda social procreada por la intolerancia y la inmisericordia de nuestras instituciones abunda por doquier.
Sonará preensioso, ofensivo, pero es ciertamente serio.Como ciudadano no me indigno ni me pongo de moralista a dar monedas a la gente que a diario expone según ellos las pruebas que su dios les ha dado a cargar en la espalda.
Siempre que subo a un bus, apoyo al artista, le colaboro al que vende, me solidarizo en espíritu cuando alguien con alguna enfermedad ( que yo mismo podría padecer) para pedir ayuda, pero no les colaboro monetariamente.No contento con estar casi cada año desempleado la mitad del mismo, no me sirve estar dando lo poco que tengo a causa de un ideal que no es el mío.
Sin duda las calles de la ciudad , oscuras, misteriosas, llenas de líbido y de condones usados regados por el piso, son el éxtasis para reclamar algo de sanidad.¿Por qué los gobiernos de turno(Santos,Petro) no inician una campaña  en pro del aborto como solución al incremento de niñas embarazadas pidiendo monedas en los buses como la acompañante que describí al principio?
Las personas que me conocen saben de manera abierta que estoy a favor de los métodos "poco ortodoxos" para controlar la natalidad en las ciudades del país, y si fuera posible del mundo.Alguna vez le oí a un "ex-amigo" que la cantidad de prostitutas y maladros en las calles es relativamente proporcional al mismo número de nacimientos que acaecieron hace 20 o 25 años atrás; siendo estos catalogados como embarazos no deseados para la época.
Sonará sentimental, melancólico.No me importa como lo quiera leer el que se arriesgue a perder el tiempo leyendo estas cosas, pero me duele ver niñas exhibiéndose en las calles con el tarro de boxer anclado en la boca, ofreciendo el culo en cuanta esquina de mi barrio solo para el bazuco, y lo que es peor arriesgándose a contraer una enfermedad que más adelante se convierta en algo dantesco para ellas mismas.
Sencillamente la extracción popular es un elemento utilísimo en la sociedad.Tengo amigos zorreros, amigas putas, amigos ladrones.Los respeto como a cualquier plástico que veo en ciertos lugares, pero a veces me da pesar ver cómo arriesgan sus vidas por unas monedas.El esquema práctico que ciñe la vida día a día nos muestra que cada vez se llenan las cárceles con "delincuentes" que simplemente quisieron llevar a la casa algo de comer y que gracias a los nobles artes de los padres de la patria se ven obligados a salir a robar simplemente porque la "TASA DE DESEMPLEO ESTÁ EN UN NOTABLE XXX POR  CIENTO PARA EL TRIMESTRE DEL MES TAL AL MES TAL", cuando lo que veo es que cada vez menos las personas con deficiencias en su historial escolar, llámese semi-bachilleres que pudieron ser más, devenidos en ladrones de la  Carrera Décima, o prostitutas que fueron preñadas por gandules de la calle, generalmente ñeros soplones y raticas de barrio, y cuando esa situación puede cambiar de tajo.
¿Por qué la nación no toma en carta cabal una solución terminante frente a la droga que corrompe y pulula las calles, convirtiéndolas en focos de mierda regada e inseguridad latente de día o de noche?
Recuerdo las olas de limpieza social en el barrio donde vivo (Santa Fe,si el de la Piscina y el Castillo). Uy tremendos días esos del 2005 ,ya que no recuerdo los ocho meses más sangrientos y túrbios que haya visto mi inmunda existencia.Travestis tajados como rebanadas de pan en bolsas de basura.Prostitutas ahorcadas o simplemente decapitadas en antros de drogadicción con su cabeza metida en la letrina mientras que su cuerpo yacía encima del cagadero en posición escatológica.Días duros si, para que.Terribles.Terrible como la pareja de amantes que asesinaron al frente de los videojuegos.Días durísimos para el niño que creció con ese ambiente y que ahora tiene embarazada a su noviecita de 14 años (igual de ignorante que él) y que se está especializando en robar y apuñalear de noche a cuanto pobre asalariado cruza por su frente.

Aquella limpieza social fue terrible, contundente.Fría
como el cuchillo que corta las venas sin hacer ruido.Puntual como la muerte misma.Recuerdo con nostalgia aquellos días donde no estaba gordo y era un prometedor jugador de fútbol, pero que desvió en la vagancia parte de su miserable vida.Ciertamente la sociedad se cae en pedacitos.Y esas migajas nos llenan cada vez más de interrogantes.¿Necesitamos una sociedad cerrada donde la justicia sea como en la Europa oscura, en donde los abortos a nombre de Dios eran obligatorios?¿A donde va Colombia con tanto pillo en la cárcel( inocente o no) esperando, ansioso bajo las sombras, con la moral hecha un fiasco y con la certeza de salir a cobrar la venganza que nadie quiere pagar?

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